Luego que en el año 2014 hubieran movilizaciones y acciones para rechazar la denominada "Ley Monsanto", suponíamos que el tema de los "Transgénicos" había quedado fuera de las agendas políticas en Guatemala, pero nada más alejado de la realidad, pues el Tema sigue siendo impulsado por políticos, empresarios aglutinados en la Cámara del Agro y funcionarios de gobierno que, a pesar del rechazo que éste tema provoca en la población guatemalteca, siguen dándole impulso a los "transgénicos" adornándolo con nombres que a simple vista parecen inofensivos.
El 30 de julio de 2018, en el matutino Prensa Libre se publicó un anuncio clasificado del Ministerio de Economía de Guatemala, respecto a una Consulta Pública sobre el "Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados para uso Agropecuario". Este Reglamento contiene disposiciones que regulan la concesión, principios, presunción de titularidad, análisis de riesgo y cesión judicial de la solicitud del derecho de obtentor, liberación pre comercial, liberación comercial entre otros puntos y supuestamente se desarrolla con base en el cumplimiento del Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre Diversidad Biológica.
Este Reglamento Técnico tiene como ámbito de aplicación a los organismos vivos modificados para uso agropecuario (transgénicos) en actividades de transporte, movimiento transfronterizo, investigación, experimentación, manejo, desarrollo, producción y comercialización.
La introducción de los cultivos transgénicos en Latinoamérica (soja y maíz MON 810 de Monsanto y el maíz BT11 de Syngenta), ha generado una explosión en el uso de agrotóxicos, pues en los países donde se utilizan semillas transgénicas, las importaciones de glifosato (Un producto de Monsanto y su competencia) se incrementan alarmantemente, con el agravante que por el uso masivo de este herbicida han aparecido supermalezas resistentes al mismo, por lo que ahora los agricultores se hacen más dependientes de éstos herbicidas, porque deben aplicar dosis más altas o herbicidas más potentes que el glifosato, como es el caso de la atrazina, simazina, 2,4D y paraquat, todos ellos integrantes de la lista de sustancias altamente contaminantes prohibidas por la Unión Europea.
Todo éste circulo vicioso implica que miles de kilos y litros de estos herbicidas han sido esparcidos en los ecosistemas y en las poblaciones aledañas a los sembradíos se provoca una alta contaminación y problemas de salud para los habitantes.
Se tiene conocimiento que el polen del maíz transgénico fecunda las flores del no transgénico, resultando sus semillas contaminadas con genes del maíz transgénico. Este hecho ha sido ampliamente comprobado a nivel mundial, a tal punto que Francia y otros países de la Unión Europea suspendieron a principios del 2008 la siembra de maíz transgénico Mon 810, por no ser posible evitar la contaminación hacia los cultivos no transgénicos, extendiendo la prohibición al maíz transgénico Bt11.
Hay mucha información que afirma que los cultivos transgénicos ocasionan graves impactos sociales, ambientales y sanitarios totalmente innecesarios. Ello nos lleva, aplicando el elemental principio de precaución, a reclamar urgentemente la prohibición en nuestro país y oponernos a éstas disposiciones que sólo vendrán a afectar a la gran mayoría de la población.
Les invitamos a que vean el siguiente documental sobre la Empresa Monsanto y los efectos nocivos y perversos de sus "productos".
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